viernes, 28 de mayo de 2010

Juro que me duele e intento no pensarlo. Juro que me duele. Juro que me duele mirar las fotos y saber que no pertenezco más. Juro acordarme y que mis recuerdos tengas dos colores distintos. El de el… y el mío. Juro que pienso que es una tontera, que ya va a pasar. Juro que no me creo. Juro que veo la brecha hacerse cada vez mas ancha y mas profunda. Juro que siento como lentamente me voy volviendo invisible. Juro que noto como dejo de estar en su cabeza, cada vez menos. Juro que me siento cada vez más lejos. Juro un día regresar. Tengo todo un horizonte desértico delante mío. Todo. Enorme. Infinito. Solo. No es lo que me molesta. El desierto no es lo que molesta en el paisaje. Lo que molesta es ese eco. Ese lejano sonido de risas apagadas. De risas divertidas. Besos. Sabores. Locuras. Gritos. Y lejos. Como si estuviesen saliendo de un recuerdo. Bajito pero claro.
Me molesta.
Me molesta.
Me molestan. Porque quiero seguir escuchando y poco a poco me cuesta más. Como que si se acabaran las pilas. O se estuvieran alejando. Ah. Claro. La brecha. La fucking, maldita, brecha.
Y me molesta.
Me molesta que en el fondo, allá lejos, cerquita del horizonte, todavía lo puedo ver.
Es como una marioneta recortada contra el ocaso amarillo. Y no me acuerdo como huele.
Y me molesta no acordarme.
Me duele.
Me duele tener que siempre necesitar pertenecer. Y nunca pertenecer del todo.
Como el lobo disfrazado de oveja. Sin las malas intenciones. Tengo Lana. Pero soy lobo.
Y no es que quiera ser oveja. Me gusta aullar. Me gusta salir a correr bajo la luna. Me gusta revolcarme en la tierra. Me gusta no tener dueño. Pero también me gusta bailar en conjunto. Me gusta pertenecer. Ser. Ser con alguien más.
Y no solo me molesta, sino que hasta pica. Arde.
Es tan contradictorio. Tan.
Soy medio mujer, medio lobo, con vestido de oveja.
Me siento re ridícula.
Tengo ganas de desnudarme entera y salir corriendo y gritando exactamente para el lado contrario, aflojando el nudo que tengo en la garganta todos los días. Olvidarme. Olvidarlo. Borrarlo. DELETE.
El problema es que cuando miro para atrás me paralizo. Hay un desierto. Enorme.
Y acá no hay marionetas a las que deseo mirar. No hay viento que traiga sus risas. No hay brecha.
Y ahora si me da miedo.No hay nada. N A D A. Y a la vez hay todo. Si lo pienso, aparece. Aparece todo. Aparecen lugares. Aparecen cosas. Aparecen tiempos.
Y me molesta.
Porque la brecha ahora esta atrás. Alejándose también, porque yo me alejo. Hago fuerza para escuchar. Y apenas. Apenas.
Y se que alejarse implica dar rienda a que la brecha se siga abriendo. Y el se siga alejando. Y ya no forme parte del paisaje. Y que la brecha sea tan ancha que yo ya no tenga el valor de tomar carrera y saltarla.
Es un paisaje tan grande.
Y yo soy una sola. Me siento insignificante. Aunque sea todo mío.
Y MOLESTA!
Es una molestia insectil.
Y Odio me toca el hombro.
Lo miro. Me sonríe. Me dice que con él es más fácil. Me dice que con él, no duele tanto. Que con él no hay dudas, ni vueltas atrás. Que es fiel y es compañero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario